Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

lunes, 30 de agosto de 2010

LICEOS DE TALCA DESPUÉS DEL TERREMOTO



Alumnos y profesores de Talca y Constitución cuentan cómo han vivido el primer semestre:
Estudiar a seis meses del terremoto
Con salas modulares compartidas, clases los días sábado y lecciones virtuales, tres escuelas de la zona afectada inician el segundo semestre.
El 27 de agosto, el Liceo Marta Donoso de Talca cumplió 109 años. En sus festejos no hubo escenarios. Tampoco ensayos en el gimnasio, sino que bailes en un patio de barro.
El mismo día de su aniversario se cumplían 6 meses desde el terremoto que desplomó su liceo, ubicado en pleno centro de la ciudad. Las ventanas están rotas y un cartel que advierte "peligro, zona de derrumbe", aleja a los transeúntes de la Alameda.
Sus alumnos se trasladaron al Liceo B11, en las afueras de Talca. Ahí la organización Levantemos Chile instaló seis salas de emergencia; "Se nos hace poco el espacio y cuando llueve las salas parecen cascadas", se quejan en el tercero medio "K".
Para que todos quepan y luego que el viento volara las carpas que usaban de aulas, las clases se hacen por turnos: redujeron en dos horas la carga académica y comparten la sala entre dos cursos. Y sigue el acomodo. Instalaron el casino, la bodega y la sala de profesores en la cancha. En pleno comedor hay un aro de básquetbol, libros, un televisor recuperado del pillaje y varios estantes.
Dicen que necesitan bibliotecas, y Carmen Gloria Abarza, la presidenta del Centro de Alumnos, relata sus dificultades para aprender: "Al no tener laboratorio quedamos fuera de ferias científicas, y como no hay computadores, la profesora pide que dibujen el PC en el cuaderno y enseña las aplicaciones".
Pero no se echan a morir. Conscientes de que perdieron tiempo, los alumnos de cuarto medio van a clases hasta los sábado para preparar la PSU.
Todos aportan con la reconstrucción
Antes de que el Presidente Piñera diera la orden de que el 26 de abril los estudiantes debían estar en clases, los alumnos del Liceo Abate Molina de Talca ya estaban estudiando. Aunque de sus 33 salas de clases se cayeron 16 y hoy es inhabitable la mitad del colegio, a principios de marzo los profesores se reunieron para buscar la forma de que sus alumnos no se deprimieran y siguieran siendo el liceo regional con mejores indicadores en PSU y Simce.
El director César López trazó las directrices: "Recuperar la infraestructura, asesoría psicológica a nuestros profesores, guías mientras no empiecen las clases y no permitir que nos movieran a otro lado", dice.
En una vereda polvorienta y llena de escombros, los alumnos comenzaron en marzo a tener clases prácticas. Hoy, seis aulas que donó Levantemos Chile y cinco que construyeron los profesores albergan a los 1.200 estudiantes. Para el jefe de la Unidad Técnica Pedagógica, UTP, Víctor Insulza, " todos hemos cooperado en la reconstrucción, auxiliares, padres y alumnos".
Esperanza Hernández, de tercero medio, cuenta que "después de que se cayó mi casa costó reinsertarse en el colegio, pero estamos al día". Los que quieren una preparación más intensa en el área de ciencias, se capacitan con docentes de la Facultad de Ingeniería de la U. de Chile.
La prioridad es tener un casino. Apenas supieron que había un comedor desocupado en Iloca, partieron para instalarlo en su liceo. Hoy la comunidad escolar volvió a martillar y aseguran que en septiembre se sientan a la mesa.
Aulas compartidas en Constitución
Al lado del estadio de Constitución se levantan seis aulas modulares que reúnen a tres escuelas: Enrique Don Muller y Gilda Bernal, donde se dictan clases por la mañana, y la Escuela Cerro Alto, que funciona en la tarde.
En el tercero básico "D", la profesora María Elena Aravena comienza la lectura compartida. Del terremoto, en Constitución hay dos visiones: la del cerro y la del río. Aravena no quiere acordarse porque los niños no la pueden ver llorar, dice. "Es que el maremoto se llevó su casa", dice un alumno. La gran pena en la Cerro Alto es la ausencia que quedó en 2° básico, donde hay una alumna desaparecida.

Claudio Lizana, el inspector general, pensó que "este año iba a ser perdido". "Rebajamos los módulos a 80 minutos, 36 niños están viviendo en el campamento Puertas Verdes y 80 se cambiaron de ciudad", dice. Aunque la escuela es de madera, tiene mejor infraestructura que aquella a la que estaban acostumbrados, pero echan de menos sus establecimientos, "sobre todo los apoderados que tienen que pagar transporte escolar ". La mayoría de estos niños viven en el cerro, y la escuela modular queda en el plano de la ciudad.

Aunque los niños se quejan de salas calurosas, que el patio es muy chico, que les sacaron los juegos porque eran peligrosos y que la lluvia entra por las murallas, les gusta que el comedor sea inmenso y estar junto a sus compañeros.

A seis meses del terremoto, las familias que migraron ya han comenzado a volver a Constitución y a la escuela, dice Lizana. Y aunque al principio los profesores hablaban del terremoto, ahora sólo están concentrados en las clases, dicen los alumnos. Lizana concuerda: "Nos hemos ganado la excelencia académica por 16 años. Eso es algo que nadie quiere perder. Y con o sin terremoto, el contenido del Simce es el mismo y nosotros debemos enseñarlo".

En el Liceo Abate Molina de Talca los profesores construyeron cinco salas de clases, plantaron árboles y pusieron adoquines. Ahora construyen un comedor.
En el Liceo Abate Molina de Talca, los profesores construyeron cinco salas de clases, plantaron árboles y pusieron adoquines. Ahora construyen un comedor.

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