Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿El "Inicio" del fin?


Esta semana muchas personas se impresionaron negativamente con los resultados de la Prueba Inicia, aplicada por segunda vez a egresados de pedagogía de universidades e institutos que voluntariamente aceptaron el proceso (Ojo: varias se negaron ¿Por qué?). No es una prueba que mida competencias profesionales. Es más básica. Mide conocimientos disciplinares, los cuales son los recursos – o la bencina – que permite poner en movimiento las competencias necesarias para lograr que los estudiantes aprendan.

Sin embargo lo que realmente me impresiona es la sorpresa del público, toda vez que esto es el resultado de un largo proceso que se viene gestando hace unos treinta años. Entiendo que muchos se cansen de los diagnósticos y deseen que se haga "algo" pronto.

Me parece bien pero no sin memoria.

Aquí tenemos el resultado de las consecuencias de una mirada sobre la educación, que lejos de ser neutra, ha estado comprometida con un ideal político y económico. Los resultados de la formación inicial docente en las últimas décadas están lejos de ser casuales, mera "mala pata" o mediocridad de los postulantes. Naturalizar el problema e intentar "echarle para adelante" sin memoria puede ser tan nocivo como lo que hasta ahora hemos visto.

Este hacer "algo" no puede realizarse al margen de análisis cuidadosos, pues aquí no cabe la neutralidad. Detrás del diagnóstico está la pregunta que se quiere responder, la delimitación del problema que se está mirando, y por tanto, la perspectiva asumida para la solución a implementar. En ese diagnóstico hay una mirada que selecciona ciertos elementos como partes relevantes del problema y deja otros de lado.

Vamos viendo, esta es la historia de un país:

* A. Con 19 años de dictadura en la que sistemáticamente se persiguió y denigró la profesión docente.
* B. Que proletarizó a los docentes en vez de profesionalizarles.
* C. Que abrió la educación superior al mejor postor, finalmente este era un país que hace un par de décadas, abrió totalmente la Educación Superior chilena al mercado. Esto llevó a que Chile se convirtiera en el sistema universitario más “privatista” del mundo, afectando incluso a las universidades estatales. Eso hay que tenerlo muy claro para cualquier solución que se plantee: En Chile el Estado no maneja el sistema. La educación es por tanto un bien de consumo, como la bicicleta, la laca para el pelo o la cajita de la hamburguesa. Si esto lo consideras bueno o malo, te dará soluciones diferentes.

Es por ello que se abrieron muchas universidades con carreras baratas. Aquellas llamadas de “tiza y pizarrón” pues no requerían demasiada inversión, esto se expresó en:

1. Sedes “universitarias” sin bibliotecas y puras fotocopias.
2. Ofertones para regularizar títulos de gente que trabajaba como profesor sin serlo (Chóferes de furgón escolar cumplían con el requisito para ingresar a estos programas de regularización.) Esto ha llegado a tal punto que el año pasado se graduaron más de 5.000 profesores de Educación Básica (Si, leyó Ud. bien: CINCO MIL por año) y menos del 10% tiene alguna especialidad.
3. Duración de la carrera diversa: Hay casos en que se podía "sacar" en dos años los sábados en la mañana y listo.
4. Desvinculación de la formación con la escuela, de la teoría con la práctica: Famosa fue la modalidad del “sombrero pedagógico”, es decir, un licenciatura disciplinar y un barniz pedagógico de dos semestres. (Para un programa de pedagogía de calidad la literatura sugiere que se debe desarrollar un amplio conocimiento disciplinario y pedagógico en los estudiantes).

Christian Sánchez, profesor del departamento de Teoría y Política Educativa de la PUC, resalta una alarmante situación para la formación docente:

"Parece ser entonces, que como país estamos formando más profesores básicos que nunca, con la calidad de siempre o incluso inferior (recordemos que las escuelas normales tenían una alta selección), justo en el momento que pareciera que no necesitamos tantos, pero sí necesitamos que ellos sean de calidad, ¿no será que la carrera de Pedagogía Básica ha servido para inflar nuestra tan celebrada expansión de la educación universitaria? … se estima que alrededor del 50% de la matrícula en carreras de pedagogía en Educación Básica el año 2003 correspondía a programas especiales (Rufinelli, 2005), o sea el dato para ese año debe duplicarse. Estimativamente, la matrícula de esos programas durante la actual década perfectamente puede haber rondado los 20000 alumnos o más. Un dato más para confirmar que el ser profesor básico es cada vez menos un acto de distinción". (Manuscrito por publicar. Los destacados son míos)

Es evidente, entonces, que la carrera de pedagogía se ha instalado como una de las alternativas para entrar a la universidad de modo fácil. Universidades cuyo público objetivo fueron los chicos más vulnerables del sistema: quintil de ingreso más pobre, con capital cultural bajísimo, puntajes de selección y notas de enseñanza media más bajo del sistema. Chicos que fueron víctimas de universidades que juegan con sus aspiraciones de movilidad social pero no les ofrecen alternativas de nivelación y que ahora la sociedad estigmatiza como materia prima defectuosa. Mientras, otros se enriquecen a su costa.

Nombro estos elementos para hacer ver que las soluciones mágicas, a lo “llegar y llevar”, no son posibles. No seamos ingenuos. Llamemos las cosas por su nombre pues cualquier salida dependerá de ello. Estas soluciones, que si bien contemplan aspectos técnico-disciplinares, serán principalmente políticas.

¿Están dispuestos a ponerle el cascabel al gato?

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