Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

sábado, 5 de diciembre de 2009

Si no fuera por Marco .....

Si no fuera por Marco las elecciones del bicentenario serían tan aburridas.

Rafael Luís Gumucio Rivas
En 1910 el triunfo por unanimidad de Ramón Barrros Luco anticipo con un viejo mandarin la crisis del régimen oligárquico. Lo mismo puede ocurrir en el 2010 si se elige a Frei o Piñera un sainete que anuncia la decadencia Mucho me temo que las elecciones del Bicentenario serán tan conservadoras como las del Centenario: ninguna sorpresa, el mismo reparto de cargos entre los personajes de la casta y unaingeniería
política que se limita a elegir entre millonarios. En 1910, hubo tantos aspirantes como en l a actualidad y en esos tiempos presentaban, como posibles candidatos, Agustín Edwards – dueño de El '¿Mercurio, el líder radical Enrique MacIver y el especulador de la Bolsa, Juan Luís Sanfuentes. Respetando las diferencias de época, nada muy distinto a Sebastián Piñera y Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
En 1910, al final, para quedar bien con los visitantes extranjeros del Centenario, se eligió al más antiguo de los burócratas de la casta en elpoder. Es difícil llevar la cuenta de cuántas veces don Ramón Barros Luco ocupó Ministerios en distintos gobiernos – algunos se atreven a afirmar que era la constante en su vida -; don Ramón tenía 80 años al llegar a la presidencia, en el Centenario. Según Edwards Bello, fue el humorista y mandarín que, risueñamente, la catástrofe del parlamentarismo que debería venir, en 1924. Podría ocurrir lo mismo con el gobierno de las castas en las elecciones, a puertas del Bicentenario, sobretodo si gana un derechista tan irresponsable como Sebastián Piñera.
Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que protagoniza uno de los casos más interesantes de reencarnación, que la historia humana conozca. Pareciera como si, por arte de magia, el espíritu de su padre, el estadista, se hubiera traspaso a su ser. Es casi imposible buscar la continuidad entre el Frei presidente, en el siglo pasado, y el Frei actual. No sé cómo logra entusiasmar, hasta el delirio, a Pepe Auth, y se ha convertido en el salvador de su Partido, hace pocos meses a punto de la catatonia. Es que Frei tiene algo especial, una especie de forma de ser llana, casi campesina, con seseo incluido, cualidad que lo hace cercano a cualquier persona con cara de pueblo. Es este aspecto rural del senador lo que le asegurará el triunfo sobre Piñera, el peor de los narcisos. Todo lo que he leído sobre los contenidos prográmaticos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle tienen el sabor del sentido común, tan ajeno a los políticos tradicionales. Es cierto que en estos documentos uno siempre se queda a medias, quisiera creerle que impulsar la nacionalización del transporte público, pero no me quedó claro que lo va a hacer; lo mismo me ocurre con el cambio del sistema político y la nueva carta Magna, al fin y al cabo, son pequeñas reformas, sin llegar al fondo, que sería como el coito interrumpido – te promete gozarla, pero te deja marcando ocupado- Reconozco que Eduardo Frei tiene la habilidad de titular muy bien sus propuestas, aun cuando el contenido sea oscuro aún, y poco sustancioso – es mejor el paquete que el caramelo – sin embargo, ha sido hábil para consensuar a gente que piensa tan distinto – desde un tecnócrata, como Cortázar, hasta un niño travieso, como Auth. Así se hacen los líderes: con puro olfato a donde va la corriente. Es tan sonsa la política chilena actual que todo funciona en base a encuestas e indicadores económicos, todos confeccionados por Diarios de derecha, que indican que Sebastián Piñera ganaría en las diversas alternativas planteadas. La derecha ha sido siempre famosa por creer en sus propias encuestas, y dos veces ha perdido, en el último tiempo, por su candidez: en 1970, con Jorge Alessandri y, en 1988, con Augusto Pinochet. También en cierto grado, Joaquín Lavín creyó tocar el cielo con las manos en 1999.Un aspecto no considerado por sus partidarios dice relación con su candidato actual, Sebastián Piñera, en su carácter atragantado, en extremo narcisista, que siempre lo lleva, finalmente, a hacer declaraciones en que mete la pata, una y otra vez. Es que Piñera no entiende que es distinto hacer negocios en la Bolsa y ser gerente de empresas, - cuyas políticas se deciden en consejos muy pequeños - que convencer a millones de electores para que le den el favor en base a los méritos que él mismo cree tener. Al parecer, Onofre Jarpa lo conocía bien, pues le recomendó contar hasta tres antes de hablar y rendir pleitesía al general Pinochet que, en definitiva, es el único derechista triunfante.
A pesar de las apariencias, Piñera es incapaz de trabajar con la UDI: no entiende nada del conservantismo popular y, hasta ahora, no se ha probado capacidad alguna para formar equipos. En el fondo, es un populista de derecha, bastante individualista, más cercano a productos como Vicente Fox, Álvaro Uribe, Carlos Menem o a Alberto Fujimori, entre otros. Será muy bueno para desplegar propuestas populistas - sin ninguna base financiera - pero siempre estará limitado por un dogmatismo neoliberal. Chile y el mundo van para otro lado: el neoliberalismo fracasó
rotundamente, por consiguiente, el único actor económico es el Estado. En una encuesta de la Universidad Diego Portales, el 60% se pronuncia por una cadena estatal de supermercados; el 58%, porque todas las universidades privadas pasen al Estado; el 60%, por el transporte estatal; el 70%, porque haya más bancos estatales; el 70%, por más empresas públicas. Todo lo contrario del programa de gobierno de la
derecha. El candidato que capte más claramente el rol del Estado será el
triunfador. Nada de conservadurismo, sino ¡audacia, más audacia!

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