Patricia Muñoz Garcìa

Patricia Muñoz Garcìa
Departamento Nacional Profesores Jubilados DEPROJ

domingo, 27 de septiembre de 2009

Conclusiones apresuradas, políticas erradas

Pocos días atrás, una nota de este diario señalaba que un reciente estudio realizado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile aseguraba que poseer computador en casa era más efectivo que en el colegio, respecto de los resultados que obtienen los estudiantes en ciencias. Me pareció pertinente referirme a esa nota para evitar que a partir de ella se saquen conclusiones apresuradas, en particular tomando en cuenta que esto ocurre en plena campaña presidencial, período en que el entusiasmo por hacer propuestas vistosas aumenta significativamente.

Lo primero que quisiera señalar, es que proponernos como país la meta de que cada hogar tenga un computador conectado a Internet es un imperativo de equidad que contribuirá de manera decisiva a cerrar la brecha digital, por lo tanto es una causa que apoyamos de manera incondicional. No obstante ello, concluir que esto pueda tener un impacto decisivo en los resultados de los alumnos medidos a través de pruebas estandarizadas como SIMCE o PISA, no tiene fundamentos en base a evidencia que pueda considerarse concluyente, y es importante aclararlo para no crear falsas expectativas.

El hecho de que exista una diferencia de 81 puntos en la prueba PISA entre los alumnos que tienen acceso a computadores en el hogar y los que no lo tienen se puede deber a un sinnúmero de factores, de los cuales la posesión de un computador en el hogar es sólo un indicador y no la causa. Es, más bien, una manifestación de la riqueza (o pobreza), del apoyo familiar (o ausencia de éste), del capital con que los niños y niñas enfrentan su proceso educativo, entre muchos otros ejemplos. Esto es válido incluso si se ha intentado controlar una variable tan determinante y estructural como el Nivel Socioeconómico de los alumnos.

Este es un problema muy común en este tipo de investigaciones, y es tema de estudio de la estadística multivariada, y se denomina colinealidad; se refiere al efecto que produce una variable potente (Nivel Socioeconómico) sobre otra u otras, y que fácilmente provoca sesgos en los resultados y en los cálculos que se realizan entre variables.

La segunda aseveración que incomoda en el estudio es la comparación de dos fenómenos diferentes como lo son los computadores en el hogar y en la escuela. En efecto, el tipo de uso que se da al computador en la escuela es claramente distinto de aquel que se da en el hogar, pues en el primer caso hay una mediación institucional indiscutible. Las TIC deben ser adecuadamente administradas y usadas por los docentes en contextos educativos, si se espera algún impacto en los aprendizajes. Es evidente que no es la tecnología por sí misma la que agrega valor al proceso educativo, sino que la forma en la que ésta es utilizada o aprovechada por docentes para desarrollar nuevos modelos pedagógicos y para enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por lo tanto, no es la cantidad de computadores la variable que hay que correlacionar con los resultados sino que la forma en que éstos son utilizados en la escuela (sugiero por tanto construir variables combinadas como la densidad tecnológica y la madurez digital del establecimiento, o las competencias digitales de los docentes). El que apreciamos aquí es un sesgo frecuente en estudios que intentan comprobar impactos de las tecnologías digitales en los aprendizajes: la cantidad de computadores no hace más efectiva a una escuela como tampoco hace más productiva a una empresa.

El entramado de la política de informática educativa impulsada por Enlaces, desde sus inicios, hace 17 años, y que esperamos se siga profundizando, se ha elaborado justamente a partir del supuesto de que la tecnología en las escuelas debe ser utilizada por los diferentes actores del sistema, para apoyar y agregar valor a los procesos que impactan la calidad de la educación.

Lo que la evidencia nos muestra es que en la medida en que las TIC no sean incorporadas al sistema nervioso de las escuelas ni sean parte constituyente del proceso de enseñanza aprendizaje, mientras no se les considere un componente del currículum nacional, mientras no sean un elemento fundamental de la Formación Inicial Docente, y un requisito para los profesores en ejercicio, mientras no se las utilice en la gestión escolar, difícilmente van a tener un impacto directo en los resultados académicos. En cambio, cuando algunas de las condiciones anteriores se configura, existe a pequeña escala, evidencia de impactos muy positivos.
Didier De Saint Pierre

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