Constanza Sáez
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A partir de los resultados arrojados por el Simce 2015 que
comprueban nuevamente una gran diferencia entre alumnos de altos y bajos
recursos, el sociólogo de la Universidad de Santiago, Vicente Espinoza,
sostuvo que el aporte de la educación para disminuir la desigualdad
social es cada día menor.
Diferencias de hasta 110 puntos en el Simce de matemáticas en
segundo medio entre niveles socioeconómicos alto y bajo, son importantes
de analizar cuando se habla de desigualdad social en el país.
Después de conocerse los resultados de esta prueba estandarizada de
2015, académicos reflexionaron acerca de la reforma y el rol de la
educación como herramienta para acortar esta brecha.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Carmen
Sotomayor, académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación
(CIAE) de nuestra casa de estudios recalcó que si bien han mejorado los
resultados a través de los años, aún quedan los vestigios de un sistema
que discriminaba a los alumnos con peores rendimientos.
“Hemos tenido un sistema de competencia muy fuerte entre escuelas,
sobre todo en los colegios públicos que han tenido muchas restricciones,
por otros los subvencionados no. Entonces lo que tendía a ocurrir era
que los subvencionados podían echar a niños y los recibían los colegios
municipales, en donde llegaban los alumnos de sectores más pobres, con
más dificultades”.
La investigadora sostuvo que tampoco se le puede dar total
responsabilidad al sistema educacional por el rendimiento escolar, ya
que existen otros factores que alteran el aprendizaje y que afectan
principalmente a los escolares de bajos recursos.
“Se le ha cargado demasiado a la educación la necesidad de mejorar
los aprendizajes de los niños, cuando estos tienen múltiples factores,
desde la vivienda. Me ha tocado ver cómo los alumnos hacen tareas en el
suelo porque no hay espacio o luz, por ello es muy importante ver
integralmente el fenómeno”.
Para el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol esta
diferencia se hace evidente mientras los alumnos crecen, situación que
se ve reflejada en los puntajes de segundo medio en el ramo de
matemáticas.
“En la medida que tú vas avanzando en el sistema educacional, este va
generando más diferencias por la introducción de contenidos más
relevantes en los que, las diferencias sociales, los niveles de riesgo y
las condiciones de infraestructura influyen y hacen más críticos los
elementos formativos”.
Recordemos que los resultados del Simce 2015 para cuarto y sexto
básico en matemáticas mostraron brechas entre niveles socioeconómicos
alto y bajo de 66 y 79 puntos respectivamente, muy por debajo de los 110
de diferencia en el mismo ramo para segundo medio.
El académico agregó que era indispensable que la reforma educacional
actual considerara no solo aspectos de financiamiento sino que reformas
curriculares mucho más sofisticadas.
La ilusión del título universitario
Desde 2011, el movimiento estudiantil universitario tiene entre sus
lemas insignes la gratuidad y el acceso a la educación superior,
elementos que contribuirían a disminuir la enorme desigualdad en el
país. No obstante, esta no es la única solución que tiene que dar el
Estado ante la brecha socioeconómica.
Hoy son más los jóvenes que entran a los planteles de educación
superior en búsqueda de un mejor futuro, de una carrera profesional que
les permita optar a mejores sueldos y con ello a una buena calidad de
vida. El problema: el mercado se adaptó negativamente a este nuevo
grupo.
Para el sociólogo del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la
Universidad de Santiago de Chile, Vicente Espinoza este efecto produce
una selección en donde, a pesar de la calidad de universitarios, los
sueldos son diferentes.
“En la medida que se ha masificado la educación universitaria lo que
ha ido ocurriendo es que bajaron los ingresos de los profesionales, por
lo tanto se produce una selección dentro de quienes tienen educación
universitaria y que tienen acceso a ingresos más altos, y quienes tienen
la misma educación, pero con un ingreso menor. Un ejemplo es Ingeniería
Comercial: en los últimos 10 años ha bajado su ingreso medio más o
menos en un 50 por ciento. Hace una década ese ingeniero comercial en
pesos de hoy estaba esperando que se le contratara por un millón y
medio, hoy se contrata por 800 mil pesos. Existe una desvalorización del
título universitario. La respuesta es sencilla: no basta con contar con
educación universitaria para asegurar ingresos altos”.
El académico sostuvo que el aporte de la educación en reducir la
desigualdad en el país es cada vez menor, por lo que son necesarias
otras medidas.
“En primer lugar, tiene que ver con adoptar políticas redistributivas
desde el Estado. Todavía la gente de ingresos altos paga pocos
impuestos. Entonces hasta ahora lo que se ha hecho es redistribuir a
través de la educación. Esta es una discusión que no está solo en Chile,
hace poco en Inglaterra un connotado sociólogo que estudia este tipo de
procesos criticó mucho lo que se estaba haciendo en educación, que no
tenía éxito en reducir la brecha de desigualdad, que en Inglaterra es
una de las más altas de Europa”, explicó.