Vía El País
A comienzos de este mes, visitaba España e Inglaterra el ministro de
educación chileno, Harald Beyer Burgos, acompañado de algunos rectores
de reconocidas instituciones universitarias de su país. Como detalló la
prensa chilena, el viaje incluyó diversos intercambios con su par
ibérico, José Ignacio Wert, quien lo recibió en su despacho el viernes 6
de julio.
No deja de ser curioso que el Ministerio de Educación español
siquiera haya emitido un comunicado de prensa al respecto ni que tampoco
se haya realizado ninguna mención del encuentro en su página web.
Podría suponerse que semejante omisión es directamente proporcional al
desinterés que suele generar este tipo de eventos en la opinión pública
española. ¿A quién podría interesarle el motivo de un encuentro entre el
ministro Wert y el representante de un lejano país latinoamericano, más
conocido por sus vinos que por sus afinidades educativas con España?
Sin embargo, el motivo de la reunión estuvo lejos de ser banal o
meramente protocolar. En ella, el ministro Wert sostuvo su deseo de
profundizar intercambios entre ambos países que permitan conocer los
beneficios que tendría para España el sistema de financiamiento de la
educación superior chilena.
¿Por qué los españoles deberían preocuparse con la visita del
ministro de educación de Chile y con las probables recomendaciones que
éste podría formularle al principal responsable de la cartera educativa
de España?
Harald Beyer, como J.I. Wert, tiene una sólida formación académica y
una experiencia política marcada por posiciones conservadoras. Doctor en
Economía por la Universidad de California en Los Angeles, Beyer se ha
desempeñado como subdirector del Centro de Estudios Públicos, un
destacado think tank de la derecha chilena. Como investigador de esta
institución, el actual ministro ha sobresalido por sus opiniones
favorables hacia los procesos de privatización del sistema universitario
nacional y por sus críticas vehementes a las políticas igualitarias y a
la escuela pública.
Harald Beyer ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más relevantes
intelectuales orgánicos de un proceso de reforma educativa que ha
segmentado y fragmentado el sistema escolar chileno con nefastas
consecuencias en términos de justicia social y equidad: un sistema
educativo pobre para los pobres y uno rico, elitista y altamente
competitivo para los ricos. Los efectos de estas desigualdades han sido
puestos en evidencia por numerosos estudios y, fundamentalmente, por los
jóvenes chilenos, las estudiantes y los estudiantes de enseñanza media y
superior, cuyas movilizaciones y luchas han transcendido las fronteras
nacionales por su dinamismo y su combatividad. Lo que para el ministro
Wert es un modelo a ser imitado, ha transformado a Chile en una de las
sociedades más injustas y desiguales del continente americano.
En la actualidad, el sistema universitario chileno funciona con la
lógica de un mercado privado de provisión de servicios educativos, donde
se ha abolido definitivamente el principio de gratuidad y donde la
posibilidad de iniciar los estudios depende de las buenas condiciones
económicas de los alumnos o del acceso a un sistema de préstamos de
carácter extorsivo y de efectos profundamente excluyentes.
Familias endeudadas y una montaña de frustraciones se acumulan como
los resultados más visibles de un sistema universitario altamente
precario en su calidad democrática.
Las alianzas y afinidades del actual gobierno chileno con la
educación privada pueden observarse sin demasiados matices en la
delegación de representantes universitarios que acompañó al ministro
Beyer en su viaje a Europa:
Federico Valdés Lafontaine – Rector de la
Universidad del Desarrollo, una institución privada que pertenece al ex
candidato a la presidencia y ex ministro de educación del actual
gobierno, Joaquín Lavín. Un activo miembro del Opus Dei y dirigente de
la neoliberal Unión Demócrata Independiente (UDI) que llevó al
empresario Sebastián Piñera a la presidencia de la República. La
Universidad del Desarrollo es una rara mezcla de institución
ultra-liberal y decimonónica, promotora del libre mercado y del
catolicismo reaccionario del Opus Dei. Otro de sus fundadores fue Hernán
Büchi, ex ministro de hacienda de la Dictadura Militar del General
Pinochet. También, Cristian Larroulet, actual secretario general de la
presidencia, un político de estrechas vinculaciones con el ex gobierno
de facto y, junto con el ministro Beyer, uno de los ideólogos de la
nueva Ley General de Educación que tanto combaten los estudiantes por
sus amenazas a la escuela pública y su cristalización de las inequidades
educativas.
Jaime Arancibia – Vicerrector de la Universidad de los Andes, la institución orgánica del Opus Dei en Chile. Su rector es Orlando Poblete, quien, entre 1979 y 1987, fue asesor especial de Augusto Pinochet y luego su ministro general de gobierno.
Jaime Arancibia – Vicerrector de la Universidad de los Andes, la institución orgánica del Opus Dei en Chile. Su rector es Orlando Poblete, quien, entre 1979 y 1987, fue asesor especial de Augusto Pinochet y luego su ministro general de gobierno.
Andrés Benítez – Rector de la Universidad Adolfo
Ibáñez, institución extremadamente conservadora, cuyo origen ha sido la
Escuela de Negocios de Valparaíso. Uno de sus principales impulsores fue
Pedro Ibáñez Ojeda, hijo de Adolfo Ibañez, integrante del Consejo de
Estado de la Dictadura de Pinochet y conocido por sus exaltados ataques
al voto democrático. La universidad está estrechamente vinculada a los
intereses del Partido de Renovación Nacional del presidente Piñera.
Pedro Uribe – Rector de la Universidad Andrés Bello, institución perteneciente al consorcio conservador Laureate International Universities. El presidente de su Junta Directiva es Juan Antonio Guzmán Molinari, quien fuera ministro de educación de la última Dictadura Militar. En rigor, la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello es una verdadera galería de la fama de ex funcionarios del gobierno de Augusto Pinochet.
Pedro Uribe – Rector de la Universidad Andrés Bello, institución perteneciente al consorcio conservador Laureate International Universities. El presidente de su Junta Directiva es Juan Antonio Guzmán Molinari, quien fuera ministro de educación de la última Dictadura Militar. En rigor, la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello es una verdadera galería de la fama de ex funcionarios del gobierno de Augusto Pinochet.
José Rodríguez – Rector de la Universidad Federico
Santa María, institución de orientación básicamente técnica y de
ingeniería. Creada por el filántropo homónimo a comienzos del siglo XX
con el objeto de servir “al proletariado de mi patria”. Centro educativo
que, tal como estableció en su testamento Federico Santa María, debería
ser laico y gratuito, pero que hoy cobra más de 7.000 dólares por año a
los estudiantes que allí cursan sus carreras.
Nicolás Cubillos – Rector de la Universidad Finis
Terrae, de la Congregación de los Legionarios de Cristo, fundada por el
sacerdote mexicano Marcial Maciel, quien murió mientras se desarrollaban
decenas de juicios contra él por abuso sexual y pederastia. Las
instituciones educativas de los Legionarios de Cristo continúan, dentro y
fuera del país, siendo objeto de denuncias por abuso sexual contra
niños, como las realizadas recientemente en el colegio chileno
Apoquindo, propiedad de la Congregación.
Vale destacar que ninguno de los participantes de la comitiva del
ministro Harald Beyer pertenecía a cualquiera de las universidades
públicas chilenas ni, mucho menos, tenía en su legajo cualquier
compromiso con la democracia y la defensa de los derechos ciudadanos en
su país.
El gobierno del presidente Rajoy va rehaciendo asi su tejido de
relaciones con Latinoamérica. Cuenta para ello con una vasta experiencia
que cultivo él mismo como ministro de educación del gobierno de José
María Aznar, así como la herencia de su antecesora, Esperanza Aguirre,
quien, desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, continúa manteniendo
un estrecho vínculo con los más conspicuos representantes de la derecha
chilena